La cita de la semana


"Nueve personas no pueden gestar un bebé en un mes"

Wernher von Braun.


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lunes, 19 de septiembre de 2011

La terrible falta de Filosofía y Epistemología de la Ciencia en los científicos españoles

Es una cuestión de fe. Eso parece. Para muchas personas de Ciencias Exactas es una cuestión de fe la ciencia. Dogmático. Sin más. Lo que es ciencia exacta lo es. Lo demás es una broma. Y ya no hablamos de pseudociencias, sino de Medicina, Biología, Economía, Historia, Ciencias Sociales y, lo que es peor, la Filosofía.

Y esto no lo digo en broma, no. Hoy me he podido encontrar a alguien en Twitter que se las daba de Matemático que era incapaz de discernir entre un indicio, un resultado y una prueba... y de definir correctamente hipótesis, teoría y ley. Es más, según iba avanzando la discusión me dí cuenta de que utilizaba las palabras hipótesis y teoría para responder a lo que yo decía que era un indicio que podía convertirse en prueba cuando se comprobaba que era cierto. Peor aún, dio por hecho, según la conversación que el resultado de una teoría es algo cierto y que no tenía que ser demostrado (en concreto la teoría de la Relatividad de Einstein) dando como hecho cierto e=mc2 y respondiendo a mi cuestionamiento de ello (porque es un indicio mientras no se demuestre aunque sea un resultado extraído de conclusiones lógicas) porque que "comprobarlo con medidas... Vaya tela, ya me dirás tú en qué laboratorio vas a medir cosas a la velocidad de la luz".(Véase el primer comentario de esta entrada). Todo ello, claro, suponiendo y declarando que yo no tenía ni idea de qué estaba hablando.

Y lo peor es que no es la primera persona que me encuentro así. La primera, al menos, tuvo la decencia de reconocer que no conocía mucho de Epistemología de la Ciencia. Cuando le pregunté el por qué... me explicó que SÓLO había dado una asignatura de Filosofía de la Ciencia en su carrera (creo que de Exactas). Y aún más terrorífico fue saber, por mis amigos científicos, que esa asignatura se da EN EL ÚLTIMO CURSO de la carrera.

Pues mal vamos con estos mimbres. ¿Cómo es posible que no se enseñe en primero de carrera Filosofía y Epistemología de la Ciencia? ¿Creen en serio que los científicos españoles se pueden permitir el lujo de no conocerla a fondo? Decía un premio Nobel de Economía, de cuyo nombre no consigo acordarme, que el problema de España es que faltaban filósofos. ¿Filósofos diréis? Sí, porque ellos son los capaces de pensar en nuevos escenarios evitando los peligros del pasado, porque estudian lógica (importantísima para la cibernética) y pueden ser capaces de crear nuevas teorías de producción y desarrollo de nuevos conceptos. No nos equivoquemos, las teorías fantásticas que salen de Estados Unidos sobre el futuro son filosofía pura y dura. Sin filósofos no hay avances tecnológicos que valgan.

Y tengo que asustarme de la falta de nivel de Epistemología y Filosofía de la Ciencia de la gente que me he ido encontrando. Aterrador. El decir que una teoría, por mucho que sea de Einstein "no debe ni puede comprobarse" viniendo de un matemático es algo inconcebible en el mundo anglosajón, alemán o francés, que fue donde se creó la Ciencia actual. No sólo debe comprobarse, sino que además tiene que poder comprobar el mismo resultado una serie de "pares" (quiere decir científicos varios en distintos lugares) para que se demuestre que esa teoría puede convertirse en cierta y, si cabe la cuestión, en Ley.

Cuando diferenciamos ciencias sin ton ni son
La cuestión es muy sencilla. En España, como no se enseña la Filosofía de la Ciencia como algo importantísimo, se crean científicos que basan su pensamiento en falacias. Sí, en falacias. Vuelve a ser alucinante lo que puede ocurrir con eso. El desconocimiento de la filosofía fundamental -que por otra parte es la madre absoluta de las ciencias exactas, sociales o fisiológicas- implica que por el mero gusto personal se considere a lo mismo dos cosas distintas porque un indicio es de "letras" y el otro de "ciencias".

Pongámosnos en situación: la discusión surge cuando el 'científico' asegura que ni la Biblia ni la Iliada son pruebas de la existencia del Éxodo o Troya. Entonces se le contesta, y nos centraremos sólo en Troya, que eso no es cierto, que la Ilíada era un indicio de la existencia de aquella ciudad llamada Ilión y que cuando se descubrió de verdad se convirtió en prueba de su existencia. "Imposible", contestó. Eso no era posible porque según él "la mera mención en un libro no hace de ello prueba".

Entonces se le expone que e=mc2 es un indicio también que, al ser demostrado, se convierte en prueba. Indignación por su parte: "si es un resultado de una teoría, no sabes de lo que hablas!". Y al preguntarle si una teoría debe comprobarse o no... pues ya sabéis la respuesta.

Lo que me alucina es que se discrimine un indicio por ser de una ciencia social. Es verdad que las Matemáticas definen a la perfección el mundo circundante: lo que dicen las mates es lo más cercano a la realidad; es más, son el lenguaje de la realidad. Es cierto que la Física predice situaciones y la Química reacciones. Pero no es menos cierto que las otras ciencias, como las sociales, tienen menos años de existencia y han tenido también menos posibilidades de axiomatizar ciertas cuestiones como hacen las Ciencias Exactas. Pero no por ello dejan de ser ciencias. La eterna disputa entre los de ciencias y los de letras.

En primer lugar, considero ignorante a aquel que desprecie ciertas disciplinas sólo por su "exactitud". Ciertamente los matemáticos tienen el trono, pero los físicos pueden equivocarse en sus predicciones porque las teorías hay que comprobarlas. Si nos ponemos a hablar del Big Bang o el Big Crunch... no digamos nada de cuántas teorías se han ido al garete. La ciencia es eso, comprobar qué es verdad y qué no. En Historia, Arqueología por ejemplo, se trabaja desde hace años con equipos multidisciplinares y tecnologías ingenieriles para ir descubriendo cosas que ahora son muchísimo más exactas que antes. En Medicina y Farmacia los adelantos son espectaculares. ¿Por qué? Porque han adoptado el método científico ya comprobado por filósofos y matemáticos.

Pero lo que no puede ser es que la falta de conocimiento de la propia epistemología de la Ciencia haga que un matemático diga que no tiene por qué comprobarse una teoría. Eso es indescriptible y de un atrevimiento tal que asusta (por no decir que negaba la existencia del Éxodo, cuando se ha comprobado que los habiru, el verdadero nombre de los hebreos, escaparon de Egipto y conquistaron Canaan atravesando las marismas del Mar Rojo).

Pero la cuestión es aclarar conceptos. Para plantear una hipótesis se ha de partir de un indicio o suposición, con muchos indicios que concuerden se puede elaborar una teoría, y cuando ésta se comprueba la teoría se considera válida y los indicios se convierten en pruebas. Así, con esas pruebas y experimentos, los demás científicos pueden comprobar que la teoría concuerda. En ciertos casos las teorías se convierten en Leyes, que son razonamientos inamovibles por su completa comprobación (una ley básica es que el Sol sale todas las mañanas, por ejemplo). Es decir, que las hipótesis pueden ser equivocadas, las teorías fallidas y las leyes exactas. Y respecto a los indicios (sean del tipo que sean, vengan del resultado de la Teoría de Einstein o de la Ilíada) se convierten en pruebas si se comprueba que indicaban el camino correcto.

Por cierto, para terminar, yo tengo el indicio de que sí se puede comprobar la velocidad de la luz en condiciones de laboratorio. Así que elaboro la hipótesis de que es así. Busco más indicios (una búsqueda en Google: "comprobación de la velocidad de la luz en laboratorio") y encuentro este resultado que me hace poder afirmar en una teoría que se puede comprobar INCLUSO EN CASA; y es el primer resultado. Luego, por no dejar mal a Einstein, pobrecico, diremos que su resultado era un indicio más que correcto, porque la Nasa se ha tirado 50 años con un satélite para demostrarlo.

Vamos, que es de lógica. Un indicio comprobado es una prueba de que la teoría es correcta. Y da igual si viene de la Física, la Matemática, la Biblia o la Ilíada. La Ilíada, a día de hoy, es una prueba fundamental de que Troya existió. Sin sus indicios no se habría encontrado jamás. No usemos la falacia de decir que como una ciencia es más exacta que otra y un libro es religioso o de cuentos de leyenda no contengan pruebas de hechos verdaderos. Usemos la cabeza y enseñen, por favor, de verdad Epistemología de la Ciencia con mucha más dureza, señores catedráticos. Que en ello va el futuro de España en un mundo tecnologizado. Si no sabemos correr de la forma adecuada no esperen ganar carreras.

Corolario
Añadiremos la contestación que mi contertulio de Twitter ha escrito en su blog. Más que interesante. Sobre todo porque muestra la diferencia entre las ciencias prácticas y el estudio de un lenguaje que interpreta la realidad como son las matemáticas. Vamos, que las matemáticas están acientificadas, pero en realidad son una metaciencia como la Filosofía, ya que es la herramienta que permite la descripción más exacta posible del Universo. Más que una ciencia es un lenguaje lógico. Pero se estudia en Exactas porque al ser una de las herramientas fundamentales de la ciencia junto con la observación y la experimentación es muy difícil desvincularla como tal. La diferencia es que en Matemáticas las teorías son teoremas (y no son lo mismo ya que un teorema se demuestra por lógica aplastante sin necesidad de "observaciones y pruebas", aunque la demostración del mismo lo sea), o un conjunto de teoremas que se centran en algo concreto de lo que se puede extraer una Ley superior. Quizás la forma de pensar de los matemáticos, que es tan precisa, haya hecho que esta discusión se haya extendido. Pero vamos, que gracias a ella aprenderemos todos. Y concedo que en matemáticas la epistemología no es muy necesaria para su desarrollo; aunque sí que digo que un poco de conocimiento de esta disciplina haría que los matemáticos comprendieran muchas cosas de sus demás compañeros científicos. Nunca está de más saber de todo, sobre todo cuando se habla de descubrir el entorno que nos rodea y garantizar el futuro con ella.

viernes, 15 de octubre de 2010

Y Asimov vaticinó qué sería Internet... hace 22 años



Volvemos a la esencia de The Blogolist, que es un blog de ciencia, aunque los pensamientos de la productividad van encaminados a hacer un estudio más profundo, casi podrían ser más de El Blogoglobo que de aquí, pero hay que darle seriedad.

En este caso Isaac Asimov, mi escritor favorito, mi divulgador de cabecera, la persona que me hizo interesarme por tantísimas cosas en esta vida (escribió más de trescientos libros de ciencia, divulgación, Historia, ciencia ficción) explica cómo será la educación del futuro en una entrevista del año 1988... y resulta que describe prácticamente a la perfección lo que supone Internet hoy en día.

Con cosas así admiro más a mi maestro. Un día, cuando sea anciano y tenga el pelo blanco, esas patillas van a ser también mías (para horror de la que me tenga que aguantar, claro).

Vía: TEDxBilbao.

domingo, 29 de marzo de 2009

El doctor Quantum y el misterio de la materia



Si eres de los que no entiendes nada de ciencias, y mucho menos de mecánica cuántica, puedes aprender muchísimo con este vídeo. Es uno que descubrí hace mucho tiempo en el que te explican cómo a nivel cuántico la materia se comporta de maneras muy extrañas. Es muy educativo y útil para los profesores de Física que quieran explicar esto a sus alumnos. Eso sí, aunque está subtitulado, es bueno que sepas algo de inglés puesto que los subtítulos los han puesto de un color complicadito y a veces no se entiende.

Nota: Si no te interesa el tema (lo digo por varios de mis amigos que me leen de vez en cuando), no te molestes en ver en vídeo. Aunque, vamos, cosa más rara no habrás visto en tu vida y merece la pena sólo por conocer la pura magia verdadera del mundo en que vivimos y encima te lo explican con dibujos animados, qué más facilidades quieres.


miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿Y si se nos come un agujero negro?

El Centro Europeo de Estudios Nucleares (CERN) ha probado hoy por primera vez el Gran Colisionador de Hadrones -o LHC en sus siglas en inglés-, un enorme acelerador de partículas situado a los dos lados de la frontera de Francia y Suiza. Un paso enorme para la ciencia, ya que se podrán efectuar experimentos con partículas subatómicas que nunca se habían podido ejecutar.

La inauguración ha sido un éxito, tanto que hasta el Rap de los Hadrones, compuesto para explicar lo que es el LCH en sí se ha convertido en un hit parade mundial con 400.000 descargas.

Pero lo curioso del asunto es que hay científicos que al más puro estilo Efecto 2000 -¿Recuerdan ustedes cómo se iban a parar todos los ordenadores y máquinas del mundo el 1 de enero de 2000?- han declarado que esto podría ser el fin de la tierra. Vamos, que una colisión de hadrones podría crear un agujero negro que se tragara al planeta y a todo el sistema solar de paso.

Parecerá una tontería, pero no lo es. No por la posibilidad, que en Física siempre existe aunque el porcentaje de ocasiones en las que ocurra sea ínfimo hasta más no poder, sino porque esto ha terminado en los juzgados con científicos intentando frenar estos experimentos vía judicial. Javier Armentia, astrofísico y director del planetario de Pamplona lo explica de maravilla en este artículo de El Mundo digital.

Pues bueno, quizás dentro de un segundo no podamos discutir si tenían razón o no estos científicos catastrofistas... por eso lo mejor será disfrutar de lo que tenemos sin más preocupaciones.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Y Dios sí jugaba a los dados...

Caray con Albert Einstein. Resulta que durante años mantuvo una polémica tremenda con el físico danés Niels Bohr, creador del concepto de la mecánica cuántica. La teoría del de Copenhage implicaba una ruptura en la continuidad y la causalidad de la Física Clásica.

En aquellos tiempos, Einstein tuvo unas broncas increíbles con Bohr en las que le llegó a decir: "Dios no juega a los dados". La verdad es que esa frase significaba una derrota por impotencia, porque al final la Física Cuántica se ha terminado imponiendo con respecto a las pequeñas partículas, no a las grandes.

Sin embargo, durante años se estimó por esta frase que Einstein era creyente, pero una carta descubierta no hace poco hace pensar que no. Si leéis este artículo de El País, entenderéis el porqué.

viernes, 25 de abril de 2008

Ciencia vs. Periodismo en Valladolid

Hoy por la mañana he asistido a la primera charla del Seminario 'Diálogos sobre periodismo científico' que organiza el Museo de la Ciencia de Valladolid. He encontrado muy interesante la charla inaugural, de la que sacaré más conclusiones a lo largo de la semana que viene, con un científico de renombre de Valladolid, Pablo Espinet, y el jefe de la Sección de Ciencia de la Agencia EFE Raúl Casado.

Muchas cosas interesantes, pero resumiré un poco que la charla se centró en dos puntos centrales: la comunicación entre científicos y periodistas y los objetivos que cada uno de los dos sectores busca. Es evidente que el periodista busca noticia y el científico rigor. La conclusión a la que se llegó es que los dos bandos deben hacer un esfuerzo por entenderse y que los medios generalistas no son los más adecuados para el lenguaje científico más duro.

Otro debate que surgió fue el de la falta de cohesión de los científicos a la hora de exigir mejoras en su trabajo. En este punto tengo que decir que la postura que se tomó por parte de los eruditos fue, para mí, lamentable. Más o menos vinieron a decir que "un científico no puede hacer huelga de ninguna manera porque su corazón y su mente no pueden dejar colgado un estudio" y que "los periodistas nos tienen que ayudar en esas reivindicaciones". Sí tengo que reconocer que Pablo Espinet fue crítico con la actitud poco vindicativa de los científicos, pero es el autor de la última frase (no conocía al que esgrimió la primera).

Quizás los periodistas en general no están preparados para redactar informaciones científicas, es necesaria una especialización (hay periodistas científicos excelentes en este país, y creo que en este congreso hay una buena representación). Por eso debemos aceptar las críticas de los científicos con la cantidad de informaciones chapuceras que se ven por ahí. Pero los científicos tienen que tener clara una cosa: que los periodistas no estamos aquí para solucionar los marrones de nadie, sino para transmitir los problemas que surjan. Ni somos los adecuados para unir a los científicos ni debemos liderar ninguna protesta científica. Ese es asunto de los que desarrollan la ciencia en este país; y si no saben hacerlo, y sólo saben criticar su situación en petit comité (o se mueren de miedo cada vez que ven un micrófono o una grabadora y tienen que dejar certificadas esas palabras) tienen un problema muy serio.

De todas maneras, muy buena idea este seminario entre científicos y periodistas. Siempre es bueno acercar posturas, porque sólo observando los problemas y buscando soluciones se consigue un trabajo riguroso y fino, que es el objetivo básico de periodistas y científicos al fin y al cabo. Por cierto, aquí tenéis una visión más informativa de esta charla.

lunes, 14 de abril de 2008

¿Existió un universo gemelo antes del nuestro?

Hace no mucho estuve leyendo uno de los maravillosos artículos de Isaac Asimov de su libro El secreto del Universo en el que explica ciertas cosas de cómo se llegó a la concepción del Big Bang. En un primer momento este término era despectivo, puesto que la teoría fue formulada por un sacerdote católico belga, Georges Lemaître, al cual se le criticó con profusión por mezclar "religión y ciencia" (nótese cómo las imágenes de un Big Bang y la de "hágase la luz" son casi gemelas). Sin embargo, pasados los años resultó que el concepto del Big Bang no sólo cuadra, sino que es la única manera de explicar cómo surgió el Universo.

¿Ahora bien, qué había antes del Universo que hoy conocemos? Los chicos de Genciencia, un blog fantástico de ciencia de la empresa Weblogs,SL, se lo preguntan en este artículo, basándose en la Teoría de la Gravedad Cuántica de Bucles que predice un rebote cuántico del universo tras el colapso de un universo previo. Vamos, que pudo existir un universo gemelo antes del nuestro, lo cual no deja de ser una curiosidad matemática... porque, vamos, las magnitudes de tiempo sobre las que hablamos son infinitas.

viernes, 28 de marzo de 2008

José Antonio Marina: "Dos dominios que no deben confundirse"

[Este es el artículo de José Antonio Marina sobre la ciencia y la religión publicado el pasado domingo 23 de marzo en El Mundo del Siglo XXI]

A finales del siglo XIX se extendió el certificado de defunción de las religiones, aniquiladas por el poder de la ciencia. Fue, sin duda, una sentencia precipitada, porque las religiones gozan de buena salud. Los choques entre la razón y la fe continúan. Sin embargo, esas conflictivas relaciones surgen de una confusión de dominios. La ciencia se basa en argumentos racionales, comprobaciones metódicas, pruebas documentales o experimentales y su valor es universal. Las religiones se basan en la fe, en experiencias individuales -aunque pueden ser compartidas por grandes colectividades-, y su validez es privada. Decir esto no es atacar a las religiones, ni privarlas de su derecho a actuar públicamente.

Se trata de una afirmación acerca de la validez de las afirmaciones. La verdad de la religión cristiana, musulmana, hinduista, o animista, es válida sólo para los fieles de cada una de esas religiones, lo que no significa que éstos no puedan explicarla, manifestarla, tener cultos públicos, siempre que cumplan con la legalidad.

La separación clara de la ciencia y la religión evita problemas. El 25 de agosto de 1981 el Consejo de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos publicó la siguiente resolución: "La religión y la ciencia son ámbitos separados y excluyentes del pensamiento humano, y su presentación conjunta en el mismo contexto da lugar a que se comprendan equivocadamente tanto las creencias científicas como las creencias religiosas". Muchos científicos han sabido hacer compatibles en su vida personal ambos dominios, como ha expuesto Antonio Fernández Rañada, un estupendo físico español, en su libro: Los científicos y Dios. La ciencia no tiene nada que decir acerca de la fe, mientras ésta no pretenda hacer afirmaciones científicas, y la religión no tiene nada que decir a la ciencia. Un ejemplo: los relatos sobre el origen del mundo.

Si alguien cree que la aparición del universo es el acto de amor de un Padre creador, se mueve en un terreno religioso, que no colisiona con la ciencia. Pero si dice que el mundo se creó en seis días, y se quiere dar a esta afirmación un valor científico, no merece el menor crédito. Durante muchos años, la teoría darwinista se consideró un atentado contra la religión, y algunas iglesias se empeñan en desacreditarla, diciendo que no es un hecho sino una mera teoría, y proponiendo la teoría del "diseño inteligente" como un intento de utilizar la complejidad biológica para probar de la existencia de un Dios sumo relojero. Les recomiendo la lectura del libro de un biólogo, Francisco J. Ayala, que fue presidente de la American Association for the Advancement of Sciencie, titulado Darwin y el diseño inteligente, en el que estudia cómo pueden explicarse evolutivamente los mecanismos archicomplejos del ser humano. Saca la paradójica conclusión de que es precisamente la teoría del diseño inteligente la que es ofensiva para una persona religiosa, a la vista de sus evidentes imperfecciones.

Nuestra columna vertebral no estaba diseñada para la posición bípeda, y la pelvis de la mujer no estaba diseñada para dejar paso a una cabeza tan grande como tienen los bebés humanos. Parir con dolor no fue un castigo por el pecado original, sino un accidente producido por el aumento evolutivo del cerebro humano.

La ciencia puede y debe estudiar las religiones desde fuera, como fenómeno psicológico, sociológico o histórico. Pero conviene no mezclar las cosas. Los avances de la llamada "neuroteología" son muy limitados. Todo lo que piensa el hombre -por ejemplo, una demostración matemática- deriva de una serie compleja de disparos neuronales, pero su corrección no depende de la fisiología, sino de la lógica. En Dictamen sobre Dios he expluesto con más detenimiento ideas que por la brevedad de este espacio han de quedar forzosamente imprecisas.

José Antonio Marina es filósofo. Su último libro es Las Arquitecturas
del deseo (Anagrama).

domingo, 23 de marzo de 2008

Dos millones y medio para estudiar de forma científica el origen de la religión

He leído esta mañana en la edición dominical de El Mundo del siglo XXI que la Fundación John Templeton financia con 2,5 millones de euros una investigación de la Universidad de Oxford que dilucide el origen de la necesidad religiosa del hombre.

Esta fundación intenta acercar las posturas entre los científicos ateístas y aquellos que son religiosos, en un esfuerzo para intentar comprender la naturaleza del ansia religiosa de los seres humanos. En este artículo -en inglés- del periodista científico John Horgan se indica cuáles son los verdaderos intereses de esta organización. Al parecer quieren un acercamiento entre las dos posturas, aunque tiendan a favorecer a candidatos religiosos a la hora de darles el Premio Templeton, que con 1.115.000 euros es el más valioso del mundo. Eso sí, al menos no parecen estar muy contentos con las explicaciones del -a mi parecer- absurdo Diseño Inteligente.

En la información que hoy publicaba El Mundo se explicaba que un departamento de psicología de Oxford va a investigar si la necesidad religiosa del ser humano es producto de la naturaleza. Por supuesto el director del estudio asegura que pretende hacerlo desde un punto de vista neutral, pero es bastante improbable que no se encuentre con muchas dificultades y terribles críticas tanto de los científicos ateístas como de los creacionistas que defienden el Diseño Inteligente. Sin embargo, el reto es apasionante porque se puede demostrar que la existencia de Dios es necesaria y natural para el ser humano.

Para mí la opinión sobre la confrontación entre ciencia y religión es similar a la de Jesucristo: "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César". Es decir, que cada cosa en su sitio. La sorpresa del día me la he llevado al leer un apoyo de esa misma información de El Mundo firmado por el filósofo José Antonio Marina en el que defiende la separación entre lo científico y lo religioso como fórmula para entender el mundo. Tengo que decir que no he leído nada de Marina, pero a priori pensaba que no estaba muy cercano a mis ideas; aunque tras ver lo que dice en este asunto tendré que conocerle porque me parece muy atinado.

El caso es que cualquier acercamiento entre ciencia y religión es bueno. No nos olvidemos que el científico belga Georges Lemaitre (un sacerdote católico) fue el que propuso la idea de que el universo se creó en un átomo primigenio, lo que ahora llamamos la Teoría del Big Bang. Mi opinión es que la ciencia puede demostrar la realidad y la religión "masajear" la comprensión espiritual de las personas que lo necesiten. En el fondo el ateísta cree en una religión llamada ciencia, porque todos necesitamos explicaciones; el religioso busca una explicación sencilla, aunque ésta llega por un intenso trabajo en una disciplina muy compleja: la teología.

Lo que no se debe consentir son cosas como el Diseño Inteligente, que incluso es ofensivo hacia la propia religión al negar evidencias claras que cualquier científico católico de prestigio acepta sin problemas, ya que entienden bien claro qué es ciencia y qué es teología. El Diseño Inteligente es tan absurdo que parece que trata a los creyentes como tontos. Es mil veces preferible la posición católica que indica que las sagradas escrituras son alegorías muy efectivas para la elevación espiritual, pero que no son ciencia; y que la ciencia es una herramienta muy efectiva para describir el mundo que creó Dios, que es tan infinito que es imposible de discernir para el ser humano si no fuera por la fe.

Desde luego, algo apasionante; habrá que seguir esta investigación.