Mira que Facebook me encanta, es una herramienta que me gusta mucho porque me ha conseguido poner en contacto con un montón de personas de las que había perdido la pista. Y además permite crear redes sociales por gustos, necesidades e incluso aficiones chorras a mansalva. Sin embargo, su política de llegar a asegurar que todo lo que uno escriba en esa página pasa a ser propiedad suya y la imposibilidad de borrar tu perfil (con lo que lo único que queda es abandonarlo borrando toda la información que dejes), me parece una falta de formalidad increíble.
Quizás es que Facebok fue creado por adolescentes para imberbes. Y claro, todo el mundo sabe la incapacidad manifiesta de un adolescente para controlar su información, con las ganas que tiene de agradar a todo el mundo [esto último me recuerda a alguien... ;-)], hasta que madura y se da cuenta de las tonterías que ha hecho. El problema es que las bobadas antes se olvidaban, pero hoy te las pueden recordar en Facebook, Tuenti y otras redes sociales si no has sido cauto. Es más, incluso hay algún que otro atontado que tiene a su jefe en Facebook... y ha conseguido que le echen del trabajo por vanagloriarse de que se había escaqueado un día laborable.
Lo que me mosquea es que a Facebook se le nota cómo guarda la información de cada miembro, mientras que a Google (que tiene información de todas nuestras andanzas por Internet) no... ¿Tendrá que ver algo el ser poderoso?
El caso es que Facebook funciona bien si lo sabes utilizar y resulta muy divertido saber qué andan haciendo los amigos por ahí. Aparte de que te puede dar ideas para algo nuevo o ponerte en contacto con alguien interesante que conozca un amigo tuyo, por lo que puede ser una buena herramienta de trabajo. Por ello, si no fueran tan capullos sus dueños con las condiciones que imponen, sería una herramienta muy útil. Tal y como están las cosas, como dice mi amiga Miss Sybarite, no es un sistema que inspire confianza. Yo, por mi parte, me ando con cuidado: sólo lo uso para mensajes banales o dejo información que a mí me interese. Y el consejo que doy es que no se use para asuntos muy personales, que para eso está el móvil, el correo electrónico y el MSN.
Eso sí, si eres profano, y quieres que te expliquen para qué sirve (o más bien para qué no debe servir) Facebook con humor, sólo tienes que leerte este PDF de El Jueves. Y si eres usuario te partirás de la risa con las verdades del bufón que sale los miércoles.