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Wernher von Braun.


domingo, 23 de marzo de 2008

Dos millones y medio para estudiar de forma científica el origen de la religión

He leído esta mañana en la edición dominical de El Mundo del siglo XXI que la Fundación John Templeton financia con 2,5 millones de euros una investigación de la Universidad de Oxford que dilucide el origen de la necesidad religiosa del hombre.

Esta fundación intenta acercar las posturas entre los científicos ateístas y aquellos que son religiosos, en un esfuerzo para intentar comprender la naturaleza del ansia religiosa de los seres humanos. En este artículo -en inglés- del periodista científico John Horgan se indica cuáles son los verdaderos intereses de esta organización. Al parecer quieren un acercamiento entre las dos posturas, aunque tiendan a favorecer a candidatos religiosos a la hora de darles el Premio Templeton, que con 1.115.000 euros es el más valioso del mundo. Eso sí, al menos no parecen estar muy contentos con las explicaciones del -a mi parecer- absurdo Diseño Inteligente.

En la información que hoy publicaba El Mundo se explicaba que un departamento de psicología de Oxford va a investigar si la necesidad religiosa del ser humano es producto de la naturaleza. Por supuesto el director del estudio asegura que pretende hacerlo desde un punto de vista neutral, pero es bastante improbable que no se encuentre con muchas dificultades y terribles críticas tanto de los científicos ateístas como de los creacionistas que defienden el Diseño Inteligente. Sin embargo, el reto es apasionante porque se puede demostrar que la existencia de Dios es necesaria y natural para el ser humano.

Para mí la opinión sobre la confrontación entre ciencia y religión es similar a la de Jesucristo: "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César". Es decir, que cada cosa en su sitio. La sorpresa del día me la he llevado al leer un apoyo de esa misma información de El Mundo firmado por el filósofo José Antonio Marina en el que defiende la separación entre lo científico y lo religioso como fórmula para entender el mundo. Tengo que decir que no he leído nada de Marina, pero a priori pensaba que no estaba muy cercano a mis ideas; aunque tras ver lo que dice en este asunto tendré que conocerle porque me parece muy atinado.

El caso es que cualquier acercamiento entre ciencia y religión es bueno. No nos olvidemos que el científico belga Georges Lemaitre (un sacerdote católico) fue el que propuso la idea de que el universo se creó en un átomo primigenio, lo que ahora llamamos la Teoría del Big Bang. Mi opinión es que la ciencia puede demostrar la realidad y la religión "masajear" la comprensión espiritual de las personas que lo necesiten. En el fondo el ateísta cree en una religión llamada ciencia, porque todos necesitamos explicaciones; el religioso busca una explicación sencilla, aunque ésta llega por un intenso trabajo en una disciplina muy compleja: la teología.

Lo que no se debe consentir son cosas como el Diseño Inteligente, que incluso es ofensivo hacia la propia religión al negar evidencias claras que cualquier científico católico de prestigio acepta sin problemas, ya que entienden bien claro qué es ciencia y qué es teología. El Diseño Inteligente es tan absurdo que parece que trata a los creyentes como tontos. Es mil veces preferible la posición católica que indica que las sagradas escrituras son alegorías muy efectivas para la elevación espiritual, pero que no son ciencia; y que la ciencia es una herramienta muy efectiva para describir el mundo que creó Dios, que es tan infinito que es imposible de discernir para el ser humano si no fuera por la fe.

Desde luego, algo apasionante; habrá que seguir esta investigación.

De las oportunidades

"La suerte ni se crea ni se destruye; se trabaja"

- Jesús López de Uribe