La cita de la semana


"Nueve personas no pueden gestar un bebé en un mes"

Wernher von Braun.


sábado, 5 de mayo de 2012

Tengo la necesidad de mejorar en todo lo que hago: ¿Esto será grave doctor? ¿Malo para la salud?

Hace tiempo, mucho tiempo que no escribo por aquí. Deciros que me voy a centrar por ahora en cosas de filosofía de trabajo, sin olvidar la Ciencia y la Tecnología, pero creo que es cuestión de humanizar las prácticas científicas para que este país las comprenda mejor y aprobemos esta asignatura pendiente que, desde tiempos de los árabes en la que sacábamos sobresaliente, tenemos como suspenso en nuestro inconsciente colectivo.

No es que sea cierto, ingenieros de todo tipo como los navales de la época Moderna y gente como Torres-Quevedo, De la Cierva y Alejandro Goicoechea (entre muchos otros como nuestros nóbeles científicos en Fisiología como Ramón y Cajal y Severo Ochoa) han demostrado que España era una potencia en investigación e ingeniería (aunque no en el podio, de las diez primeras durante casi toda la Historia Moderna y Contemporánea; si es que los españoles si no estamos en el podio nos creemos una castaña, ya nos vale).

Pero el caso es que todos estos tenían algo en común: que querían mejorar todo lo que hacían. Tenían una imperiosa necesidad y lo cumplían. Somos muchos los que queremos trabajar así, mejorando; aunque no seamos premios nóbeles. La mayoría hemos sufrido las frases "no sé para qué te molestas", "siempre estás igual no sabes dejar las cosas como están", "pero si ya funciona" y más puñetaditas de los que no piensan como nosotros.

Sin embargo, también es necesario saber que hay diferencias entre mejorar y ser perfecto. La gente confunde términos... y el que es perfeccionista no mejora. Vamos a indicar las claves para mejorar en tu trabajo y en lo que haces (tengo que agradecer a Héctor Robles, de Domo, que me haya inspirado para escribir este artículo, por cierto; que de bien nacidos es ser agradecido).

Evite la confusión de términos
1.- Perfeccionismo no es sinónimo de éxito: no se me equivoquen. Ser perfeccionista es malo, malísimo. El perfeccionista puro no suele terminar nada porque está completamente insatisfecho con lo que está haciendo. Además, somos seres humanos y, aunque alcanzáramos cierta perfección, una vez terminado el trabajo el listón subiría otra vez y veríamos que ya no es perfecto. Las obsolescencia de la perfección es inmediata. Olvídense de ser perfectos, porque entonces nunca podrán ver los fallos que pueden mejorar un proyecto. La perfección es como la muerte. Más allá no hay nada.

2.- Busque la excelencia, la perfección es limitarse: la clave está en buscar la excelencia. Esta es momentánea y es una búsqueda, no un objetivo. Una vez se ha hecho algo excelente, tendrá un tiempo mayor de obsolescencia (es decir, que servirá para un momento concreto y se irá haciendo viejo o inútil con menor rapidez) y se podrá mejorar. La excelencia se puede medir con una curva asíntota matemática (la que nunca llega a alcanzar una recta, pero siempre se le acerca)... y ofrece muchas más posibilidades que la supuesta perfección.

Lea, mezcle, pruebe y aprenda con la experiencia
1.- Lea mucho, mucho sobre todos los temas: es necesario saber de muchas cosas. Lea, no estudie. Algún día se acordará de algo que le servirá para mejorar algo. Lea humanidades y ciencia, mucha filosofía y algo de motivación. Lea artículos de todo tipo. Lea revistas. Lea periódicos. Lea el papel higiénico si es necesario. No intente aprender, lea sin más... algún día se acordará de algo mientras esté buscando una solución a un problema. ¡Bingo!

2.- La genialidad no está en la perfección, sino en la mezcla: junte algo que a todo el mundo le parezca imposible. A alguien se le ocurrió mezclar aceite y vinagre... y todos disfrutamos de la vinagreta. Este es el secreto de la genialidad. Si es científico, lea sobre filosofía, epistemología de la ciencia y sobre todo humanidades. Si es humanista, por favor, aprenda matemáticas (sin esa herramienta es imposible comprender el mundo que nos rodea) y lea de física, biología y economía. Aprenda de la forma de trabajar de aquellos que cree que no saben de qué hablan. Cuando tenga una noción de lo que hacen los que aparentemente son sus enemigos, estará preparado para mejorar de verdad las cosas.

3.- Pruebe cosas raras y quédese con las sorpresas: sí, mezcle y pruebe. No pasa nada por estropear las cosas. Observe los resultados. Si es Historiador reúnase de geólogos, biólogos, físicos y demás científicos -junto con algún economista- para comprender las verdaderas motivaciones de las personas y sus útiles en los momentos históricos que estudie. Pruebe a ver qué le cuentan. Si es científico o ingeniero, pruebe a debatir con humanistas las consecuencias sociales de su investigación. Escuche lo que le cuenten. Sacará unas conclusiones sorprendentes porque podrá descubrir cosas en las que jamás habría pensado, aunque no esté de acuerdo con ellas. Aprenda a sorprenderse con lo que los demás le dicen. Acostúmbrese a la sorpresa... y sabrá aprovecharse de ella en beneficio de su trabajo.

4.- Aprenda de sus errores y de sus éxitos:: los errores, que tanto odiamos, son la mejor consultoría gratuita de todos los tiempos. A Edison, que llevaba cientos de intentos para crear una bombilla duradera e industrial, le preguntaron si se desesperaba por no conseguirlo tras tantos fracasos. Contestó más o menos esto: "¿De qué fracasos me habla? Yo he descubierto cientos de formas de cómo NO hacer una bombilla"; la segunda parte de esto, que nunca se dice, es que pudo comprobar el comportamiento de ciertas materias ante la electricidad y mejorar el cableado y descubrir los elementos que servirían para protección ante la misma. Y de los éxitos aprenda también: siempre hay una cosa que no se ha podido mejorar sea por tiempo o por dinero (que la rentabilidad es necesaria para poder competir), o siempre ha habido un éxito que ha terminado matando la gallina de los huevos de oro. No es que desconfíe de todo, sino que no debe fiarse de nada que crea que es perfecto. Todo se acaba o se puede mejorar.

Sobre todo, busque su motivación y CRÉASELO: puede hacerlo
1.- Si no le apetece, no lo haga: estas cosas tienen que salir del corazón, de la apetencia humana, de la pasión. Si no le gusta o no le apetece en este momento, no lo haga. Perderá el tiempo.

2.- Si las circunstancias le obligan, esfuércese aunque no le apetezca: ya, ya... que es todo lo contrario a lo anterior... pero a muchas veces ocurre. En este caso intente mejorar el proceso de lo que no le gusta hacer hasta que le guste a usted o pueda soportarlo. No vea el trabajo como una forma de ganar dinero, sino de divertirse incluso riéndose de él. Busque algo que le motive... y aprenda de los matemáticos: la reducción al absurdo ha confirmado muchísimas cosas lógicas que con el pensamiento normal eran complicadísimas de asumir. A esto lo llaman pensamiento lateral. Usted puede hacerlo, no me diga que no.

3.- ¿Que no se puede hacer? Ya, que lo piensen otros: sólo voy a decir una cosa. Los americanos llegaron a la Luna en menos de diez años pasando a los soviéticos por encima pese a que les llevaban cuatro años de ventaja en astronáutica. Punto.

4.- Póngase unas normas y cúmplalas; puede ser aburrido pero es efectivo: estas cosas cuestan es evidente. No es fácil. Sea constante, aprenda las normas de la epistemiología científica y de la ética humana. Las normas de su profesión. Lea cómo hacer las cosas de forma básica pero correcta. Una vez que tenga interiorizadas esas normas atrévase, pero sólo un poquito, a romperlas con coherencia para mejorar algo. Cuando esté acostumbrado, si ha seguido estos cánones, podrá inventarse otras nuevas porque sabe lo que hace. La diferencia entre un artista y un artesano estriba en que el primero se conoce la normativa y hace cosas refiriéndose a ella y la rompe de forma genial; el artesano se inventa normas con técnicas... pero no tienen mucho sentido en general. Sea artista si quiere mejorar, artesano si quiere una afición.

5.- CRÉASELO. Que puede; fijo, pero fijo, fijo: oiga, que si se cree que puede correr una maratón la correrá siempre que entrene con un plan establecido. ¡Incluso subir el Everest es posible hasta para un ciego!

6.- Sepárese de los negativos y los agoreros, busque a los soñadores con cabeza: como se pegue a los que no creen que se puede hacer algo -y se puede tarde lo que se tarde y gaste lo que se gaste-, usted no lo hará. Es así de cruel y sencillo. Aléjese de ellos. Lárguese. No les tome en serio en ese momento. Pase de su opinión. Igual le llaman soberbio, pero ellos sí que son soberbios cuando le critican sus ideas, ¿no? Seamos humanos y entendamos que hay gente pa tó y pa ná. Es sencillo. Si a usted le gusta y se lo cree... pues es asunto suyo, no de los demás. Eso sí, no espere loas a su pequeño éxito momentaneo... fijo que le dirán que "ellos lo podrían haber hecho mejor". Qué fácil es ser un hayque, ¿verdad?

6.- Y, por último, si no le apetece... ¡Que no lo haga coño!: ya se lo dije en su momento si no quiere hacerlo, cuando no le va la comida en ello, no lo haga. Por mucho que le critiquen. Igual es gente que quiere que lo haga por usted... ¡Porque a ellos no les apetece tampoco! Si no le sale del corazón... déjelo. No sólo vivirá mejor sino que, además, encontrará algo que sí quiere hacer y le saldrá muchísimo mejor.

Así que si usted es un creador y un mejorador, no se preocupe (o sí). Es grave, es difícil, pero es muy gratificante. Y no le pasa nada que no le pase a muchos otros. Júntese con ellos. Que hay muchos lugares para reunirse, o búsquese uno y publicítelo para reunir a la gente como usted para hablar de mil cosas (sí, vale hasta de fútbol) y aprender cómo mejorar cada día. ¿Se da cuenta de que nuestro tiempo es limitado y no sabemos cuándo se acabará? No es necesario dejar algo para la posteridad o ganar un premio Nóbel, con estar satisfecho de usted mismo, divertirse y compartirlo con gente que lo aprecia (ayudándoles de paso y que ellos le ayuden a usted) vale.

¡Vaya que si vale! ¡Merece realmente la pena!