Mi mesa de trabajo esta mañana. ¿Por dónde empiezo?
Llevo pensando estos días, intentando organizar una serie de poderosos pensamientos en ideas fuerza para un proyecto vital, sobre las prácticas adecuadas en calidad de trabajo.
Por razones varias tengo una cantidad de tareas que me superan día a día, y me he dado cuenta de que es bastante más que probable que esto continúe así en varios años. Ojalá toda la vida, porque he encontrado un nicho de producción apasionante.
Mi propio aprendizaje se ha basado en humanidades y ciencia. Como bien dice mi hermana Camino Uribe, ingeniera industrial y a la vez una excelente diseñadora y dibujante, "no se es culto si no se sabe de ciencias y letras a la vez". Ella llegó a la conclusión de forma distinta a la mía, porque yo lo hice desde las humanidades y ella desde la ingeniería, por la necesidad de leer. Su mundo es fascinante, pero su trabajo profesional bloquea su flujo de productividad en la resolución de su creatividad según mi opinión.
A los dos nos pasa lo mismo. Que somos, digamos, fuerzas brutas de la naturaleza a la hora de imaginar, producir y resolver en brevísimos espacios de tiempo. Noto en mi hermana, diez años menor que yo, una capacidad sorprendente para llevar su mundo interior al real con una brillantez que me fascina. Y no es que sea mi hermana, porque yo soy el hombre más crítico a la hora de encontrar defectos en todo que existe. Ella tiene defectos, pero no impiden que, de vez en cuando, muestre su saber hacer con una excelencia sorprendente.
A todo esto, la cantidad de esfuerzo que estoy efectuando durante estas tres últimas semanas está siendo muy productiva. Sobre todo de cara al futuro. Pero uno se embarca en estas situaciones en demasiadas aventuras, con lo que al final me he dado cuenta de que estoy desperdiciando tiempo y puedo mejorar los resultados.
Dio la casualidad de que hablando con mi amigo Héctor Suárez ayer, sobre los algoritmos de trabajo (un concepto que tengo desde hace una semana en la mente para cada proyecto que estoy planificando, que significa que cada línea de trabajo necesita una pauta bien estructurada por ser diferente de los demás), comencé a hablar también de la necesidad de un flujo de producción ajustado al tiempo de que disponemos los seres humanos. Que necesite días de 30 horas no implica que existan más que en los libros de ciencia ficción.
Así que, por otro azar del destino (o porque tengo conocidos de mucho nivel, más bien), Héctor me comentó que existe un sistema de flujo de producción que debería explorar. Éste es el método Organízate con Eficacia, de David Allen (en la Wikipedia lo explican con más profundidad, aquí otro PDF explicativo y aquí un diagrama). Es un sistema efectuado por informáticos para informáticos, pero como resulta que a día de hoy la diferencia entre un gestor o productor de contenidos y las empresas de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ya casi no existe, creo que es algo a considerar.
Por último está la resolución de los trabajos. También es gestionable. ¿Cómo que es gestionable, preguntaréis? Pues sí. Porque la resolución de un proceso productivo, sobre todo intelectual, puede ser 1X2 como en las quinielas. Hay proyectos que son exitosos, otros que se paralizan y otros rechazados. Cómo tomárselo en cada resultado es crucial. Un éxito excesivo te puede aplastar, una paralización puede restarle importancia a algo que aprovechado de otra manera se puede convertir en algo más valioso, y un rechazo puede ser demoledor para el ánimo.
La productividad futura de los contenidos
Tres conceptos que hay que estudiar, similares pero diferentes. Mi forma de trabajar, a día de hoy y sin haber leído todavía a David Allen (cosa que haré cuando termine mis libritos fundamentales de motivación-organización-pensamiento que tenéis ahí arriba, entre los que me faltan dos) ya era planificación y desarrollo. La resolución no es tangible por ahora, pero me satisface en lo personal.
Ahora pienso que la línea de desarrollo diario puede ser algo como Arranque-Flujo-Algoritmo-Flujo-Resolución. Una de mis hipótesis es que la informática, que es algo que la mayoría de la gente considera que es cosa de máquinas, en realidad es la disciplina más humana que existe, porque sus dos características principales son la creatividad (lenguajes, programas, equipos) y la gestión de información (flujo de información, archivo). Por tanto, para trabajar con información, sea infografía, fotografía, cartelería, escritura, vídeo... es más que necesario interesarse por lo que hacen los mineros de la información de los unos y ceros para sacar valor de ella.
Quizás así consigamos sacar verdadero rendimiento económico de lo que otros llaman Cultura y están peleados con los tiempos modernos de Internet. Supongo que a ciertas personas no les gusta que la cultura se esté convirtiendo a pasos agigantados en información. En software como quien dice.
Pero eso no es malo sino que es una oportunidad.
1 comentario:
Me parece súmamente interesante. Aquí hay temas sobre los que se podría hablar durante horas. Pero me centraré en dos. Respecto al GTD (Organízate con eficacia), el cómo, a veces, sin conocerlo aplicamos el sentido que la evolución nos marca para realizar tareas del modo más evolutivamente eficiente. Dicho de otro, ¿qué fue antes, el huevo (el libro que nos dice como hacerlo), o la gallina (hacerlo y aplicarlo)?
Por otra parte me parece muy acertada la división sobre creatividad, gestión de la información, y sobre la que, he de reconocer, no había más que pensado en líneas abstractas y no tan bien definida. Y yo añadiría resolución, si me permites que me apropie de uno de los conceptos del post, como el elemento último; el hito último (webs, herramientas, sistemas operativos, etc...) antes de llegar al objetivo de todo ello, o al punto final de ese camino: los usuarios (domésticos o empresas).
En general el post me ha resultado muy interesante y enriquecedor.
Gracias.
Publicar un comentario