La cita de la semana


"Nueve personas no pueden gestar un bebé en un mes"

Wernher von Braun.


sábado, 9 de octubre de 2010

Esfuerzo, resultados y motivación en el trabajo. ¿Cómo conseguir éxito y mantener la ilusión?


'El esfuerzo', una estatua situada en el puerto mexicano de Veracruz

Siguiendo la línea de pensamiento que inicié la semana pasada sobre Teoría de la Producción, y después de varias reuniones en una visita que realicé en el SIMO este miércoles, aparte de una conversación con una profesional de la fotografía, me dí cuenta de que la motivación provocada por los resultados de un esfuerzo es uno de los puntos fundamentales para garantizar la vida de una empresa o un producto.

Cuando realizamos una acción para conseguir un objetivo tenemos que tener en cuenta tres factores fundamentales. El primero es el esfuerzo que efectuamos para crear el concepto del producto. El segundo, los resultados obtenidos con ese esfuerzo. Y el tercero, y fundamental, el grado de motivación que nos queda al valorar qué resultados hemos obtenido. Todo esto rodeado de un entorno de ilusión que sube o baja dependiendo de la motivación que conservemos.



Comencemos con el esfuerzo. Recuerdo hace muchos años, cuando ayudé a una persona a maquetar una revista hecha por sus alumnos de un taller de Periodismo, que comentaba con ella cómo había personas que echaban un montón de horas haciendo trípticos con el ordenador para obtener resultados nefastos por el desconocimiento básico de las normas de composición, tipografía y color. Un ejemplo de ello es que la mayoría de las personas que no conocen las normas de maquetación suelen poner los títulos en mayúsculas (las frases escritas en mayúsculas son un 10% más lentas de leer y muy molestas para la comprensión lectora, aparte de que en netiqueta significa que estás más que gritando, berreando). Eso es un grave error. Los titulares se disponen en letras con más tamaño y negrita, no en mayúsculas. El caso es que en aquella conversación reconocí que esas personas se sentían satisfechas sólo por las horas que habían dispuesto en ese trabajo y, generalmente, se sentían muy molestas cuando un experto les hacía notar sus errores a la hora de elegir colores contrarios, tipografía inadecuada y juxtaposición de espacios. "¡Con lo que me ha costado, cómo me vienes a decir eso", solían decir.


Para estar motivado y continuar fuerte hay que conseguir resultados

Y es que, entrando en el segundo factor, el resultado siempre ha de tener unas normas básicas para ser de calidad y, más allá, excelente. En este caso recuerdo cuando era un vulgar juntaletras de un periódico que tenía becarios a su cargo, cómo venían muchos de ellos queriendo escribir el reportaje que les diera el premio Pulitzer. Mi contestación era siempre: "Primero aprende a hacer noticias y luego harás poesía". No todos recibían bien ese concepto, el ansia de obtener resultados (y con ello relevancia) les cegaba. Los que sí siguieron ese camino fueron aprendiendo las normas básicas y hoy en día son excelentes escritores y periodistas. De los otros, nada sé. Pero conste que se esforzaron. Un ejemplo de ello era que a la hora de escribir sobre accidentes de tráfico (horror que hemos pasado todos los que entramos por primera vez en una redacción de un periódico de provincias) se encontraban con un fax con cuatro líneas de datos que tenían que ampliar a lo que es unas 15 de un folio), muchos de ellos se desesperaban porque ya lo habían contado todo en la quinta línea. Venían preguntando y les contestaba: "Échale oficio". Minutos después, cuando seguían intentándolo y veía que el esfuerzo mental era exccesivo y ya una pérdida de motivación, me acercaba y les indicaba trucos para resolver el problema: "¿Qué clase de accidente es? ¿Una moto? ¿Por qué no terminas el artículo hablando de la siniestralidad alta de estos vehículos y del peligro de los quitamiedos que son como cuchillas y la protesta contínua de los moteros sobre ella?". Así mataba dos pájaros de un tiro: ayudaba tras un esfuerzo al becario, a los amantes del motociclismo en su justa campaña, y les enseñaba el camino de conseguir una resolución más o menos excelente, o, por lo menos, mejor que la que podría resultar por inventarse datos.

¿Y qué pasa con la motivación?
Y aquí llega la motivación. Como tal, tiene dos caras: la positiva y la negativa (desmotivación). El caso es que a veces la conjunción de esfuerzo-resultado se descompensa: mucho trabajo para poca cosa tangible, o que ni siquiera sirva para nada (también está el caso nulo trabajo, éxito increíble; pero es el menor de los casos, aunque satisfaga muchísimo). ¿Recordáis lo que decía al principio del SIMO, donde hablé con el gerente de una empresa tecnológica de envío de SMS, y una profesional (en realidad son dos socios y muy buenos) de la fotografía? . Con estas personas comprobé algo que venía intuyendo desde hace años. A las dos les ha pasado salir en los medios de comunicación al ofrecer productos novedosos, interesantes e impactantes, y... no conseguir resultados tangibles. En estos dos casos la frustración les está haciendo mella.

Y, con todo esto explicado ya puedo comentar que el entorno de la ilusión, el que rodea a todo trabajo, va disminuyendo con este tipo de resultados no concluyentes. No digamos con uno negativo, cae al suelo.

¿Y qué hacemos para evitarlo? Es hora de dar un paso más allá, del manejo de resultados y generación de motivación positiva con un plan de acción. En realidad el esfuerzo de estas dos personas se dobló en dos: el pensar en un producto y el acercarse a los medios de comunicación (que es difícil para alguien que no esté acostumbrado). Pero chocaron con el desconocimiento interno del manejo del mensaje, la estrategia a seguir en el aprovechamiento de los resultados.

Como hablaré de ese aprovechamiento con más profundidad en un futuro, sólo daré una pincelada de ejemplo: la mayoría de las personas no saben, ni tienen por qué conocerlo, que la emisión de un mensaje tiene que ser continuada y con motivo. El esfuerzo y resolución en estos casos han sido correctas (buen producto, arrojo para contactar con los medios) en una primera instancia, pero el resultado de venta ha sido desmotivante y desilusionante porque no ha ocurrido nada que les satisfajera después. ¿Por qué? Por la falta de una estrategia de comunicación. Ellos provocaron un impacto (la noticia), pero no hubo continuidad. Mi consejo es que "no se dé puntada sin hilo".

Estrategias de comunicación y venta
Mi fortuna es haber trabajado en periódicos y luego como jefe de un Gabinete de Prensa (bueno, dos) y ser observador y analítico. Para mí verlo es sencillo, pero comienzo a vislumbrar que es un total misterio para la gente normal y eso no es justo para los que conjugan bien los dos primeros pasos del esfuerzo y el resultado.

Digamos que yo, como periodista, consigo una información de primera página. El error monumental sería no seguir dando impactos, no seguirla durante una semana, pararla, contrastar más datos, y seguir otra semana después. Con ese sistema de aprovechamiento de resultados (mi información en bruto), con esa estrategia comunicativa, he llegado a seguir noticias no sólo semanas, sino meses y años. Y a conseguir bastante relevancia en sectores tan dispares como la agricultura, la ganadería, la informática, la tecnología, la disección de presupuestos estatales y autonómicos... ¿Os imagináis el alto grado de motivación e ilusión por mis exclusivas que podía llegar a tener?

¿Creéis que no se puede hacer lo mismo con un producto o una idea? Pues eso lo veremos en la siguiente entrega de estos pensamientos: tocará hablar de Líneas Estratégicas de Comunicación y Venta. Y se puede, vaya si se puede... y además, sin excesivo esfuerzo una vez planificas tus movimientos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro, yo tambien pienso igual !
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Anónimo dijo...

Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)

Anónimo dijo...

Felicitaciones, muy interesante el articulo, espero que sigas actualizandolo!

gestion personal dijo...

Muy interesante artículo. La motivación es fundamental en el trabajo. Un empleado feliz y seguro trabaja mejor y en consecuencia aumenta tanto su productividad como la productividad de la empresa para la cual trabaja. Por este motivo, la dirección de recursos humanos de las distintas empresas debe ser capaz de diseñar estrategias de motivación que mantengan el ánimo del personal, aún en tiempos de crisis económica.